D.E.P.
A la hora de la verdad
Nadie entiende de culpables
Y el perdón se agota
Como el tiempo,
Qué bien dios lo sabe,
Entre las dudas del dolor
Y el rencor de lo eterno.
Cuando partes y ya no regresas,
Cuando fue hace mucho que partiste
Y nunca regresaste,
Cuando la derrota fue cantada
De ante mano,
En ese mismo instante
Pasaste de héroe a villano,
Dejaste de ser todo lo humano.
Poco a poco el olvido se fue
Acopiando de tu vida insignificante,
Perdiste el don de la visión,
El placer de la escucha
O el deleite de la compañía,
Perdiste tantas cosas…
Pero más perdiste en vida
Por envidia y codicia.
Aún así, no puedo dejar de recordarte,
Y quiero llevarme el recuerdo
De tu imagen anterior
A esa dolorosa derrota;
Quiero olvidar lo que la
Memoria se empeña en recordar
Y quiero poder lavar
Lo poco que quedaba
En ti de conciencia,
Que seguramente,
Te remordería durante la
Soledad de tu condena.
Ahora, ya estás en paz,
Tu cuerpo reposa frío como
El mármol de ferrara,
Tu alma ha volado allá
Donde residen las almas;
Pero nosotros, los que
Has dejado aquí, permaneceremos
Durante un poco más de tiempo
Intentando por todos los medios
Ser recordados por nuestras
Buenas acciones, lejos
De los celos y el miedo.
Desde aquí, pido clemencia
Ante tus creencias para
Que te liberen y perdonen
De cualquier pecado, falta
U omisión que cometieras;
Desde aquí clamo,
Que tu paz sea eterna.
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