La noche que te enseñé a jugar a eso


No le digas a nadie, es todo un secreto,

Ayer en la noche yo te enseñé a jugar a eso,

Si a eso; te enseñé a cómo mover piezas

Sin que otras piezas se cercioren;

Te enseñé a ver con otros ojos las situaciones;

Te enseñé a abstraerte de tu visión egocéntrica,

Abandonando tu “Yo” para poder verte

A ti misma actuando con los demás;

A ti, te he dado esta noche,

El más importante de mis tesoros.


Una sucesión de días y noches

Que se alternan correlativamente

Siguiendo un orden natural establecido,

Azaroso diríase, creado por un dios menor

Que juega con nosotros viéndonos desde

Un monitor… como si fuéramos marionetas

Protagonistas de sus designios personales;

Simples y manipulados títeres de tragicomedia.


Todo forma parte de una conspiración,

A veces consciente y otras inconsciente (las que menos)

De objetivos, de pensamientos, de sentimientos,

Circunstancias y momentos que marcaron o marcan

Nuestras vidas paulatinamente,

Como un ocaso que hace aflorar

Las cicatrices del alma.


Duele como la luna argentada blande

En la noche su esencia perfumada de jazmín y dama,

Lágrima de vidrio, cristal dormido de mi ventana,

Oigo tu voz difusa hundiéndose con mi trauma.


Aprende, que la vida son días y noches,

Que las personas somos piezas,

Que el juego una vez iniciado

Sólo tiene un fin conocido…

Jaque mate, al rey has vencido.



“La noche que te enseñé a Jugar a eso”

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