¿Por qué llegas en la oscura noche?
Te espero con lágrimas y soledad
Tristeza en los ojos y pena en el alma.

Vacío, que inunda todo,
Me llena por completo el cuerpo
Sintiéndome la nada.

A penas siento tus besos
Tus abrazos me saben a sol de primavera
Pero mis pensamientos me nublan
La mente hasta la locura insincera
De mis palabras calladas
En silencios rotos por el agua
De la fuente de la que todo
Emerge pero a la que nadie sacia.

Tengo una daga en el pecho
Que me siento clavada
En lo más hondo, allá
Donde el amor y el odio
Comparten territorio y el olvido
Media entre los vientos y los
Mares que de él se hacen acopio.

La libertad de derramar lágrimas
No tiene porque hacerme desperdiciarlas
Pero una lágrima callo un pensamiento
Y una lágrima tuya placó mi alma.

Pensé, seguí pensando y encontré
La solución de mi calma
No esperarte más por las noches fiel amante
Y desterrarte a mis pensamientos más baldíos
Destinándote al ostracismo y
Haciendo de tu fin un instante.
¡Chas!. Silencio.
La vida en la noche se acabo
Para renacer en el amanecer
De los días.

Quedará como testigo perdido
Mi pensamiento, mis ideas
Y mi corazón muerto carente de latido
Ni pensamientos que a la mente alimenta.
Solo, triste y solo, sin vida,
Más siempre en la soledad
De los momentos.
Nicolás Martínez Espinosa de los Monteros.

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