Comienzo (I)


Sobre el mar de plata
Descansa descalza
La heredera de tu gracia.

¡Oh luna mía!
El viento trae susurros
De tu risa ya extinguida.

Trae remolinos de aire
Azul oscuro, príncipes
De la noche;
Dueños de un baile infatigable
Que no tiene reproche.

¡Sopla viento!
¡Envuelve a la heredera descalza!;
Argentada está de luna y
El remolino la ensalza;
Se la lleva el viento, el viento
Se la está llevando, culpable
El remolino huérfano
De movimiento lejanos.

Bronce y noche,
Romero, sal y canto,
Las sombras danzan en
Los claros de luna intactos.

¡Muévete diablo!
Reflejo de esa sonrisa
Que muere entre tus manos;
Es la nostalgia del abrazo,
La fatiga, el desánimo, la
Soledad de un momento,
Sentirte solo en este espacio
De la semilla engendrada por
La nocturnidad y su agravio.

¡Volverás a ser la nada semilla!
Muerte de inmundicia, para ti
Todo acaba, tras este final de pifia.

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