Paseillo (I)


Ahí van con sus trajes y capotes,
Los valientes toreros que vienen
A demostrar sus dotes,
Van de oliva, sangre y sueño,
Son sus luces que despuntan
Con el sol a todos los rincones
De esta plaza sin dueño.

Con sus pantalones apretados,
Sus gorros negros,
Se desean suerte y muestran
Sus respetos, con sus cuadrillas y
Banderillas, desfilan con paso lento,
Van marcando su ritmo con el de su
Corazón prisionero.

Todos respiran la calma, la calma
De un momento traicionero,
Antes del huracán, los saludos primero,
Se respiran la tensión y los nervios,
Todo la plaza arde pero en el centro
Yace el torero, en su calma de frío hielo,
Parece ser la noche en un caluroso desierto.

El furor agita en el escenario, teatro de los
Sueños olvidados en el remanso; hoy torero
Es tu día, el día de orejas y rabos, pañuelos blancos
Y voces clamarán tu faena tras el acto,
La suerte está echada, ya no hay tiempo
Para el arrepentimiento, parte con la cabeza alta
Y que no traigan tu cuerpo,
Que sea la noche huracanada la caiga
A tus pies borrados por el albero.

Despídete, demuestra lo que vales
En la plaza, arrímate bien al toro,
Exhala bien el aire, tu dominio inesperado,
Sé la luz del sol que sacia con sus rayos, sé
La música en mis oídos, la sensación
De estar descalzo, eres la tentación torero
Con tus andares de puro estaño.

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