Poeta eres y en poeta te convertirás; El Don de la palabra


Al jazmín argentando,
Nunca le faltaran flores en la noche,
Por más que hubiera tristeza
Y el caballero yaciera apático,
El jazmín seguía florido
Pero sin ser mirado.

Por más que se niegue una naturaleza
O se reprima un deseo, acaba siempre,
Saliendo a su encuentro la luz de su destino,
Y es que no encontraba agua el caballero
Vespertino, que echar a su jazmín
Bajo el cielo azulino de la mañana clara
Que desbordaba sus sentidos.

Caballero de pluma errante,
Naciste para viajar a mundos de
Otra parte, y sin embargo,
Por más que te escondas, siempre
Acaba encontrándote, porque nunca
Sale de tu mente lo insaciable.

A todos sitios te persigue,
Desvelándote de madrugada
Asaltando tu tranquilidad;
En tus momentos de flaqueza
Haciéndose acopio de tu fragilidad;
Es que nunca podrás secar la fuente inagotable
De tu palabra, el día que eso pase,
Es porque en este mundo ya no andas,
Entonces ya no habrá más amores, no existirán
Tus andanzas, y cuando el viento susurre un latido
Será tu nombre, que una vez cayó en el olvido,
Sobre la tumba de un hombre, cumpliendo su sino,
En una catástrofe abominable de horrores, olvido.


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