Mi Consternación Frente a Vuestro absurdo cambio


¿Cambié? ¿sí; lo crees?
Quién sabe, cuando observo
Dices que miro distinto, más callado
Y quieto, ¿crees que es madurez?

Yo que sé, tan sólo sé que no sé nada
Y nada es igual desde que comportas
De esa forma extraña.

Añoro muchas cosas; la
Revolución de tu carácter,
El ciclón de tu sonrisa,
Tu avasallador arrastre;
¿qué crees entonces?
¿qué he cambiado; no soy el mismo?

No sé, pero se te ve más serio,
Tu semblante no es el mismo,
Te has dejado barba y estás más dejado,
Perdido en el tiempo que te consume y
En el que las cosas te han empujado.

¿empujado a qué? No entiendo,
Tan sólo no quiero lo mismo,
Me frustra tu carácter ambiguo,
No saber qué se sabe y se sabe que no
Se sabe, pues estamos apañados en
Este paradigma, sin alfa y sin sigma,
Que nos domina.

Me siento mejor, no siento como antes,
Será el punto de inflexión que tanto empuja
Y no cae, no tengo tiempo sino es para estar
Despierto, cosa que en las noches en vela
Consume mi sueño.

Veis una realidad lejana de mi situación interna;
Que hago lo que me da la gana olvidándome
De la “peña” y no tiene remedio tal abandono,
Que es un torbellino que me cogió en medio, esto
Ha tocado, y los recuerdos al viento; la nueva imagen
Ha llegado y con ella mi yo verdadero;
El tiempo me hizo fuerte, me convirtió
En sabio y mi oro de milagro, se lo llevan
Los duendes de la noche para guardarlos
En un cálido verano; dadme tiempo a que
Ordene el desarreglo, mientras rezad a dios
Por el de antaño para que no lloréis en vano,
De letras aquí dejo un paño, de palabras para
Sonaros, que no llevan engaño: Yo también
Os extraño, Pensad, no es cuestión de diálogo.

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