Cuando la piel y el corazón no tienen razones para creer...

Hay rachas interminables de soledad y dolor; rachas que te consumen en lo más hondo y agrio del desamor; son momentos en los que terminas tan hecho polvo que no puedes ni remontar el vuelo... se te acaban las razones, se te vuelan las ilusiones de un bombazo.

En este tiempo de melancolía, mi amor se muere en una esquina de mi habitación y rodeado de recuerdos hechos trizas por el paso del tiempo, trozos de fotografías que se suicidan en un lamento eterno derramados por mis manos silenciosas de ellos, recuerdos, suspiros que llenan mi pecho maltrecho.

Cuando la piel y el corazón no tienen razones para creer, y no hay esperanzas para quien vive en la oscuridad de sombras que se perpetua. Hay una realidad oculta para aquellos que más inciden en el tema, que más se preguntan o más indagan sobre las realidades... para mentes así cabe determinar que el amor es como dios, es una invención más a base que la humanidad se filtra sobre él.

El amor de una familia es por pertenencia a ese grupo, el amor a los amigos es fidelidad a la experiencia compartida de años pero en estos días quiero desvelar cual es el verdadero amor que se despierta en los humanos: el conflicto de intereses, pura química bajo los efectos del estimulo visual de la anatomía y el ego que pretende dominar y supeditar a otra persona.

Cuando vemos a alguien libre, nos asustamos y huímos de él/ella. Lo señalamos por ser diferente e incluso lo asesinamos... el amor es la mayor farsa que nos venden diariamente, no creo en el amor, tampoco creo en la amplia mayoría que decís que lo sentís.

Siento lástima de todos aquellos que son lo que he descrito, porque si el amor existe es una sola cosa: Aceptación y respeto. 

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