Nuestra resistencia

Nuestra resistencia es más grande que las altas matriculas de universidad, más que los índices de paro o el temor a una nueva guerra. Nuestra resistencia sin embargo es menos que las emociones que nos encadenan a esta esclavitud: nuestra familia, nuestro entorno que le de significado a todo, nuestro sol. Esta esclavitud a la que nos someten, y nos obligan a partir, a marchar sin ninguna esperanza de vuelta. es doloroso, como si tu propia familia te echa de tu casa, negando toda tu infancia y aquello que te construyó.

Nuestra resistencia es grande por las cosas a las que amamos. Por cada uno de nuestros familiares que se han marchado. Y hoy, ante la renuncia de la lucha, los que nos marchamos somos más, ante la pasividad de las manos que en 1812 estaban unidas y ya hoy no. 

Cádiz cuna de la libertad es una sombra de parados, gente necesitada y embriagada en el vino. ¿dónde  están aquellos duros antiguos? ¿Dónde asoma la libertad de este pueblo?

Somos el inicio, la ventana de Occidente, por qué esto? Me sangran los ojos.

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