La huída (IV)


Trato una huída,
Busco una salida,
Estas cuatro paredes
Provocan mi asfixia.

No puede ser,
Vienes y te vas,
Vienes y vas,
No quiero recordarte
Pero siempre vuelves
Una vez más.

Sabía que llegarías,
Como divina inspiración,
Que morirías en mis palabras
Pero resurges como ave fénix
De sus cenizas;
Idea imparable,
Increíblemente constante,
Siempre rondas mi mente,
Incansable, sombra de mi sombra
En este difícil baile; te encuentro
En todas partes.

Con estas mismas palabras
Que te amaron, ahora intento
Desterrarte;
Echarte de mi corazón roto
Para poder olvidarte.

Va y vuelve,
Va y vuelve,
Vuelve y va,
No se detiene,
Reside en mi mente,
Regresa, calla, despierta,
Guarda silencio, me llama,
Una palabra, un lamento,
Un llanto de noche,
Un espanto de muerto,
Un triste recuerdo que se prolonga
En el espacio y el tiempo
Como una línea recta que nunca
Encuentra un fin, nunca encuentra momento,
Nadie puede parar lo insaciablemente eterno.

Me asalta en la noche lleno de lágrimas,
Horas en vela, las hojas rasgadas,
Quemaduras de cera; al suelo caigo,
Me encuentro desnudo y débil ante
Esta fragilidad famélica, y es que no salgo
De este pozo de noche inmensa,
Me siento oscuro y perdido,
Lago profundo muerto y sin sentido.

Va y vuelve,
Va y vuelve,
No se detiene,
No tiene espera,
Me colapsa,
Me inunda,
Remolino trepidante sin
Descanso que me incita
A la locura;
El mundo se hace nada,
Nadie puede controlarlo,
Sigue mi psique plateada
El puñal que reside aquí en mi mano.

Va y vuelve,
Va y vuelve,
Sigue sin detenerse,
No puedo sacarlo de mi cabeza,
Todo se hizo nada, nada en el
Absoluto,
Va y vuelve,
Va y vuelve,
Al menos con mi muerte
Te fuiste, silencio que calló
Mi voz triste.

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