Noche de gatos pardos (III)


Creo que te amo,
Te he visto otra vez
Descansando en el rellano;
Todo es increíble,
Del mundo me siento el amo,
Inimaginable parte de lo sensible
Que se adueña de mi mano.

Toco tu cara,
Apartas mi mano,
La agarras con fuerza
Y provocas mi abrazo.

Te resarces y escapas
Con un suspiro indomable,
Te vuelves llanto en el suelo,
Suenan los ríos desde lo alto
Caer en tu cuerpo.

Tres gatos pardos,
Observan desde mi ventana,
Con su cara de luna nueva
Por la cornisa danzan.

Tres, ni más ni menos,
Tres solamente, ronronean
Con sus bigotes de bronce
Rasgando la puerta.

Caigo rendido en la cama,
Esos tres gatos me acompañan,
Me velan en la calma,
Mientras mis pies arañan.

Uno juega con mi oreja,
Otro rasga mis ojos,
El tercero rasga mi cuerpo
Dejándome loco y rojo,
Loco de espanto, loco desierto
En tus labios.

Logro zafarme,
El cansancio consume mi ego,
Me nubla la consciencia
Matando mi dedo ciego.

Sale el alba,
Vino a despertarme en la mañana,
Mis tres gatos escapan por la ventana;
Yermo de calor humano,
Mi sueño ha expirado,
Tras esta tortura turca
Mi cuerpo siento agotado.

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