Aquí en mi escondite dónde nadie sabe

Mi pulso anda nervioso,
Desatendidamente provocado,
La pena lo va consumiendo,
La noche lo va tocando y es que
Este corazón loco mío,
Un llanto va callando,
Una penitencia que por dentro
Los muebles va quemando.

La pena negra viene rondando
El callejón de la lumbre parda;
Que silencio más austero, que
Sensación más amarga, es la frustración
Del deseo lo que poquita a poco salta,
Como si se tratase de un divagar
De una mente lejana.

Oh mar, que la luna en piel riela,
Anhelo tu soledad, tu cantar sobre
La espuma mañanera, amanecer de
Una rosa engalanada, quien fuera
Rocío al verte, quien fuera sol
Al secarte.

¿Dónde andas suspiro del alma?
¿Dónde andas don de León?
Indomable aún pareces,
Cual música te amansó,
Sientes penas hasta de la mosca
Que sobre tu hombro se posó,
Y siente culpa inoportuna
De su último adiós.

Flor de marzo,
Primavera, pronto verano,
¿Calmará mi sed la sal
Y el calor del sol vengador?
¿Clamara a este pozo negro
Algún atisbo del horizonte de tu amor?

Duerme, mi niño duerme,
Que es imposible saber eso en la noche,
Difícil es sufrir poder verte,
Fácil triste y sin voz.
Para la última frase, siempre suena bien
Un último adiós.

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