En las entrañas de lo desconocido

Al principio del comienzo, ahora estamos alrededor de la mitad del camino, toda esperanza revitalizaba mi cuerpo y mis sentidos atrayendo ventajas insostenibles en mi mente... y hoy mi mente es una insostenible constante por si misma en este embargado desacierto continuado.

Como muchas veces repito, puedo resultar lioso al expresarme, pero sólo el avispado de mente y clarividente podrá entenderme, no hago estos escritos para que me entiendan, sino para desahogarme de mi propia agua negra sucia turbia enmohecida.

¿Qué es mi vida? en estos instantes paso por uno de los periodos más convulsos e hipócritas de mí mismo, un periodo en el que no tengo las cosas claras, en la que mi cabeza se colapsa provocando un caos en mi vida del cual no puedo salir, viendo como fin precoz un verano en el que despejar la mente y volver a casa... Volver a casa ha sido una de las opciones que podría haber tomado (quizás sea incluso la acertada después de todo) pero aún sigo martirizándome aquí, en un exceso de voluntad, como un tonto que le tira pechizcos a los cristales o escupe al cielo.

Esta basura de la que no salgo me consume día a día, en la negatividad de las cosas, vivo preso de mis fantasmas, de los demás, dependiente o expectante de los acontecimientos futuros cuando se me está escapando lo mejor que tenemos, el presente.

Una vez más debo azotarme y purgar mis pecado aquí, como un desahogo interminable cuyo énfasis no sé cual es, si purgarme o regocijarme en mi mierda. Aún así sigo intentándolo todo por ser mejor, empeñado en esa serie de lamentos eternos de cantos de sirenas.

Este curso presente será el último en esta situación; esta situación que tanto me está enseñando, porque si de algo puedo jactarme es de sufrir, si de algo puedo vanagloriarme es de voluntad, ya sólo me queda advertir todo con más claridad en este tortuoso camino. 

Puedo decir tantas cosas que me han hecho daño, otras alegrías, tristezas, momentos buenos, preocupaciones, expectaciones. Me mantengo en mi castillo pragmático, expectante de que una esperanza llegue a mis brazos y levante mi ánimo maltrecho.

En las entrañas de lo desconocido yo me encuentro, después de haber pasado por tantas situaciones descontroladas y alocadas. Refugiado aquí en mi feudo miro el mundo desde un punto más alto, ausente y pasivo, como observando una televisión, lo que hacen los demás y el transcurso de su vida sintiendome un dios menor desde la distancia, inmortal ante sus impulsos.

Tengo muchos miedos, y esos me hacen seguir adelante y enfrentarme día a día con la realidad, mataré a esos miedos suavemente, los haré míos, mis manos se adueñarán de sus cuellos y los dejaré para que todos los vean, para superarlos, dejarlos a flote y recordarlos siempre.

Desde lo profundo de mis infiernos yo alzo tu nombre al aire, retandote, uno a uno, cada día, para superarte.

Comentarios

Entradas populares