Oscuridad

Desde que llegue a Granada nade sabe la historia que he dejado atrás hasta ahora, hasta este momento en el que la estoy relatando por no poder quedarmela más por dentro; vine aquí un 12 de Septiembre para acabar mis examenes, luego me fuí a Madrid para darme cuenta de que no podía sobrevivir dos días con mi pareja seguidos, volver a Granada para otro examen, irme a cádiz a recoger las cosas para volverme a Granada definitivamente para ponerme manos a la obra en lo que parecía un ilusionante proyecto de futuro.

Desde el principio nada fue lo esperado, los problemas empezaron a llegar tras una tregua veraniega, por lo menos en lo laboral porque en lo demás no; nada más llegar no encontraba mi sitio, no tenía como moverme, ya estaba midiendo el dinero que tenía ahorrado, tal y cual; para colmo de cosa en cuanto llegó mi pareja de su viaje dejamos la relación tras un par de acalorodas discusiones, ¿cómo me dí cuenta de ello? Me dí cuenta hace mucho tiempo, seguramente los dos nos dimos cuenta atrás tras intentar que funcionara por cabezonería; pero yo me dí cuenta una noche, en la fiesta de un amigo cuando me sentía bien sin ella, me fijaba en otras mujeres y tenía deseos en mi interior... con lo cual no podía engañarme, no la amaba ya, el amor se gastó de tanto aguantar.

Se acabó la relación y comenzaron más problemas en lo laboral porque no encontraba mi sitio, no encontraba la sintonía en la ciudad, no estaba agusto conmigo mismo ni con nada, todo comenzo a hacerse un terrible caos en mi interior.

Con el tiempo fue mejorando la cosa, días sí, días no, hasta que empezaron a llegar otro tipo de problemas como el cansancio, la lejanía de los sitios a los que tenía que ir, el estress y agobios por los clientes que no llegaban, etc. La verdad que me esperaba que la cosa fuera de otra manera, muchas veces en mi mente rondaba la idea de volverme a cádiz pero una vez más mi tesón me mantenía al pie del cañón.

Al tiempo encontré otro trabajo, otro trabajo que durante un mes he compaginado con los otros dos, he ido arrastrándome por todos los sitios, aguantando cada chaparron, gritos, agobios, malos modos, etc. Una eternidad parece que ha pasado y todo es muy reciente; para colmo, los problemas aumentan cuando aparece mi expareja en escena, deprimiendo mis días de navidad con su necesidad de protagonismo imperioso. Ya no entiende que no es una prioridad, que lo primero son la familia y los amigos, un día para cada uno y para ella no hay lugar, y menos cuando aún no me he recuperado menos aún con ganas de aguantar malas palabras de ella.

Ahora asoma un enero, que se antoja como los otros días; odio estos días de descanso en los que tienes tiempo, demasiado tiempo para pensar y te das cuenta de que el día se ha consumido sin ninguna historia que contar; nadie sabe las caminatas que me pego día y noche porque la bici me la robaron, nadie sabe cuando tengo que atravesar el barrio del polígono para volver a casa a las 3 u 4 de la mañana andando, a patitas, con frío o lo que sea, llegar a casa y dormir 5 horas para continuar con otro trabajo, para ganar dos duros, aguantando muchas cosas que te hacen replantearte demasiados temas... y aún así sigo sin explicarme por qué aguanto y sigo.

El 2013, 2012 en su inicio, el 2024... todos los primeros de años están llenos de nuevos y buenos propositos, pero ni una mierda, todos son una continuación del otro; tras pasar una navidad lejos del hogar, una noche vieja de acostarse a las 11 para no tener que pensar y poner siempre buena cara, poner buena cara... VIDA DE PERROS SONRISA DE NEGROS 

Todo bien aparentemente para los demás, pero dónde terminan mis nervios y preocupaciones... una lucha constante y sin dilaciones, sin acritud yo me río de todos los que viven comodamente, de los que se jactan de decir: los comienzos son duros (cuando ellos lo tuvieron más fácil que yo) o de los "tu eres el primero de todos nosotros que está ya manteniéndose por sí mismo"... el infierno que yo vivo es el que me está forjando de sufrimiento y voluntad, en el futuro yo seré un hombre de sombras, cada vez queda menos del dulce chico.

No le pido nada al nuevo año, ni a nadie; no espero nada de nada ni nadie, no tengo esperanzas que depositar en un dios inexistente, no tengo luz que ilumine mi camino, ni amor que guíe mi destino; sólo soy oscuridad en el camino. 

Oscuridad que lo llena todo, nace desde el alma, impregna mi corazón con su tinta, invade mi cuerpo como un ejercito de negrura, me lleva, cada vez más a los límites, no tengo miedo a la muerte con lo que ya puedo darme por perdido.

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