La vida a veces nos sorprende

En momentos tan clarividentes como esta mañana comenzaría mi historia hablando sobre el perro de mi vecina que todos los días nos despierta a las 9 en punto de la mañana; perro joven pero viejo en sus intenciones.

Ultimamente este periodo de revitalización en la vida de parado me está viniendo bien porque estoy recuperando sensaciones y volviendo a una vida que me hace feliz, alejado de los problemas o la inestabilidad a la que esta sumido desde hace mucho por causas externas. Hoy me encuentro aquí ante mi mismo sin tener que luchar contra ningún imposible, ni mi supervivencia supone un imposible ahora mismo.

Recuerdo  hace unos años, unos casi tres, que dejé aparcadas muchas cosas en mi vida; ahora de nuevo empiezo a recuperar sabores, olores y sensaciones que me da esta tierra gaditana pero lo que me vuelve a dar la vida son esas pequeñas historias que disfrutas como un chaval, con esa ilusión característica, como de una primera vez.

Las últimas semanas han sido intensas, llenas de cambios, placeres y sorpresas; pero quiero relatar aquí que inesperadamente disfruté de uno de los paseos más bonitos y románticos que nunca jamás he vivido. 

El pueblo estaba totalmente ausente, y era como un fantasma al que puedes transitar pero no dirigirte, como una especie de submundo en el que todo es externo a ti y tu no puedes interactuar. A veces me pregunto cómo el agua puede estar tan quieta, o como la luna puede brillar desde tan a lo alto de esa manera, o como alguien puede eclipsar todas esas cosas con su presencia, con sus confidencias o con sincerarse de corazón.

Su fragilidad, como la de cualquier jazmin recala en su esencia, y desde esa noche hizo mella en mi su profundo aroma. La vida nos sorprende así porque sí y yo aún sigo dándole vueltas a como alguien puede volver desde tu pasado y resucitar con tanta fuerza, como viejos amores o ascuas de un fuego creído extinguido, pueden volver a avivar una pequeña chispa y arder.

La vida es una pequeña cosa que hay que vivir desde el presente y que si nos centramos así en ella sin hacer planes de futuro puede ser algo maravilloso, sobre todo en el mejor sitio del mundo "El Paraíso" (Cádiz).